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Una clase de historia viva, con una nieve, después de una deliciosa comida, al son del mariachi, para seguir siendo el rey
Es por su denominación turística un Pueblo Mágico. Y nunca como ahora, el título le queda a la perfección.
Pueblo, porque se trata de una población típica de nuestro país, con sus calles empedradas, casonas grandes, techos altos, de enormes patios, amplios corredores e impresionantes fachadas, alguna de ellas vivos colores.
Majestuosos templos llenos de arte y notable arquitectura; místicos rincones, imponentes parques y jardines llenos de variada vegetación; multicolor y caprichosa artesanía, variada y deliciosa gastronomía que es todo un atentado contra la dieta. Que decir de bebidas como el tequila, el vino y sus licores de sabores. Ah y sin faltar sus típicas nieves, de todos los sabores, hasta de los menos imaginables.
Mágico, por su atmósfera, riqueza cultural, historia y leyendas. Lugar que tiene el don, la magia de transformar, de cambiar, de mudar el mal humor, la tristeza y las preocupaciones por la alegría, el amor, el relax.
Es mágico también por el trabajo de su gente, de sus artesanos, que con sus manos transforma la naturaleza en cosas bellas, útiles, en auténticas obras de arte.
Dolores Hidalgo es historia viva de nuestro país, en cada casa, en cada calle, hay un hecho, un suceso que transformó el rumbo y la historia de este país, por ello, se le conoce como Cuna de la Independencia Nacional, Zona de Monumentos históricos y Patrimonio Cultural Arquitectónico y Urbano del Estado de Guanajuato.
Llegar a Dolores Hidalgo es sumergirse en otro mundo, en un pueblo mágico que te transforma.
Y está muy cerca de todo, a tan sólo cuatro horas de la Capital del país y a una hora de Guanajuato, con buena conectividad, ya que puedes llegar cómodamente por carretera y está cerca de dos aeropuertos, el de la Ciudad de México y el del Bajio.
Para pasar un fin de semana con sabor a México, te recomendamos hacer el siguiente recorrido:
Comenzar el paseo en la plaza principal de la ciudad. Una plaza arbolada, lugar perfecto para la conversación, los juegos y el reposo. Aquí podremos degustar las exquisitas nieves de sabores exóticos. En este lugar, en su centro se alza majestuoso el monumento a don Miguel Hidalgo y Costilla, padre de la patria. A un costado se mira el bullicio de los portales, en donde se puede disfrutar de la gastronomía local. Al fondo se levanta el templo de Nuestra Señora de los Dolores, con su fachada de cantera rosa labrada al estilo churrigueresco, con dos esbeltas torres de dieciocho varas de altura. Además de su valor histórico, el templo cuenta con grandes obras de arte, que son sus retablos.
A la derecha del tempo está el museo Bicentenario, que fue la casa del insurgente Abasolo. Continúa por la calle Zacatecas. A la derecha se ubica el museo de la Independencia Nacional. Este edificio era la cárcel en el siglo XVIII. En su patio lateral, aún se ve uno de los calabozos. Aquí el cura Hidalgo liberó a los presos la noche del grito. Entre murales y recreaciones de diversas escenas se sigue paso a paso el levantamiento de los insurgentes hasta la Independencia.
También dentro de la plaza principal, está una magnífica casona con portales y balconadas: es la Casa de Visitas. La antigua residencia del subdelegado del gobierno español, actualmente se utiliza para alojar al Presidente de la República cuando, una vez durante su sexenio, viene a dar el grito a Dolores. Se continúa en esta dirección, cruza y sigue por la calle Hidalgo una cuadra. En la siguiente esquina se levanta majestuoso el Museo-Casa de Hidalgo, que antes fue la Casa del Diezmo y donde vivió el cura Hidalgo. Una exposición de objetos y muebles del siglo XVIII te transporta a la época.
Por la calle paralela se camina para visitar el templo de la Tercera Orden, donde hay un lugar de devoción a la Virgen de San Juan de los Lagos, muy venerada en estos lugares por los miles de milagros que dicen, ha hecho.
En los portales se puede comprar la cerámica mayólica que se produce en esta ciudad. En el centro, alrededor de la plaza y en el camino de salida, por la avenida José Alfredo Jiménez, hay magníficas piezas artesanales. No se puede dejar de visitar tampoco, además de sus museos y sitios históricos, el mausoleo dedicado al compositor y cantante de la música popular mexicana, José Alfredo Jiménez. Consiste en un gigantesco sombrero, un pebetero en la parte inferior y en letras de bronce el epitafio: “La vida no vale nada”.
Emerge de manera sinuosa un sarape multicolor hecho en azulejo de Dolores Hidalgo en cuyo cuerpo están incrustados los títulos de diversas canciones de su obra musical.
Qué esperas, Dolores Hidalgo, nos invita a pasar un delicioso fin de semana con sabor a México.