El número de visitantes a Estados Unidos, en aumento ininterrumpidamente desde el año 2009, recibió un primer freno en 2016, mientras que amenaza con una caída notable este año. Desde que Donald Trump adquiriera protagonismo electoral en septiembre, ya en campaña presidencial, la bajada de visitantes ha acumulado un 11%, un porcentaje que se disparó en marzo al 16%, con respecto al mismo mes del año anterior.
La primera causa apunta a la agresiva retórica del presidente contra residentes en muchos países. Los expertos no consideran una casualidad que los visitantes que más han dejado de venir procedan del centro y el sur de América, y del Próximo y Medio Oriente. El discurso excluyente de Trump hacia los hispanos adquirió forma simbólica en el muro con México desde su irrupción, como reveló ABC.
Otra razón para explicar el descenso de turistas que no cabría achacarle a Trump, que es que la fortaleza del dólar ha encarecido las visitas de la gran mayoría de portadores de otras monedas del mundo, aunque en cualquier caso la nueva Administración ha decidido suprimir el programa de promoción turística «Brand USA» («Marca USA»), vigente durante algunos años, y optar por una política que prime la seguridad de las fronteras, según el proyecto presupuestario remitido al Congreso.
Después de que Ad Nova emitio un comunicado en el cual anunciara sorpresivamente su término de relación contractual antes de lo estipulado (septiembre 2017) con Brand USA, y que no concursaría por la licitación de ésta, no se hicieron esperar las reacciones en la industria turística.
La incertidumbre en el sector hacia los Estados Unidos desde la administración del presidente Donald Trump que invirtió el porcentaje de crecimiento que se venía reportando año con año, a una baja considerable de los viajeros mexicanos hacia la Unión Americana, se compensaba de alguna forma con la presencia optimista y el trabajo continuo que venía haciendo Brand USA en conjunto con sus aliados estratégicos. Sin embargo, esto cambió hace unas semanas.
La primera medida de Donald Trump como presidente fuela prohibición de entrar en el país a habitantes de siete países de mayoría musulmana donde hay terrorismo, una medida aún cuestionada por los jueces, habría contribuido a ahuyentar viajeros de la otra gran zona del mundo. La firma Tourism Economics calcula que esta legislación podría costarle a Estados Unidos 18.000 millones de dólares y más de 100.000 empleos.