Ante las innumerables publicaciones que circulan en internet sobre lo que serán las nuevas formas de viajar post-pandemia, aquí les comparto cuatro ideas desde mi experiencia e intuición.
Si de algo estoy seguro es que lo humanos somos terribles prediciendo el futuro. Y es que, durante los últimos 30 días, no he dejado de recibir y leer estudios de “expertos” que hablan de cómo será la vida después de la pandemia de COVID-19 y sobre todo cómo creen que serán nuestras nuevas formas de viajar.
A continuación, les comparto cuatro ideas, muy particulares -basadas en mi intuición y experiencia profesional- sobre cómo creo (y espero), que sea la nueva forma de viajar “post-COVID”:
1. Los viajes volverán paulatinamente según el segmento de viajeros
Debemos tomar en cuenta que cada viajero es diferente. Y el primer error que podemos cometer es el de generalizar que todos volveremos a viajar teniendo los mismos comportamientos.
Creo que la adopción de viajes, tanto nacionales como internacionales, será paulatina y variará dependiendo de los tipos de viajero. Esto seguirá un patrón muy similar a la curva de adopción de innovación que apareció a finales de la década de los 50 para explicar la eventual adopción de innovaciones. Geoffrey Moore y Clayton Christiansen (consultores estadounidenses y autores de distintos libros de marketing) lo adaptaron, lo perfeccionaron y popularizaron en años posteriores.
Por otro lado están los viajes de negocios. En estos existe un segmento que depende, de manera muy importante, de que los directivos o ejecutivos se desplacen de un lugar a otro. Y esto seguramente empezará a suceder, tanto local como internacionalmente, en el momento mismo en que los viajes se «normalicen».
Por lo que toca al placer, ya hay personas que, durante esta cuarentena, han decidido que lo primero que quieren hacer es salir de viaje. En un estudio publicado recientemente por SOJERN, se indica que las búsquedas de viajes a España, en el mes de marzo, por parte de viajeros de Gran Bretaña, aumentó un 1,800% comparado con el mismo periodo del año pasado.
Creo que, tanto en el segmento de negocios, como en el de placer, el periodo para volver a viajar será similar al periodo de adopción de innovación que los seres humanos hemos seguido en los últimos 50 años. Es decir, cada quien volverá a viajar a su tiempo.
2. La empatía y el sentimiento de seguridad también pueden llevarnos de vuelta a las agencias de viaje tradicionales
Todos vivimos en comunidades y hemos estado alejados de ellas. Es muy común en Latinoamérica que el personal de nuestra agencia de viajes de confianza sea muy cercano a nosotros y que, después de esta crisis, estemos dispuestos a ayudarlos. Pero más importante, nos hemos dado cuenta del valor que puede tener un agente de viajes al apoyarnos para resolver problemas inesperados al estar lejos de casa.
Les aseguro que todos aquellos viajeros que han pasado días “atrapados” en un país que no es el suyo, no volverán a viajar sin antes tener de cerca a alguien que los ayude a resolver cualquier eventualidad durante su próximo viaje. Las agencias tradicionales tienen entonces una gran oportunidad para lograr adoptar las nuevas tecnologías y acompañar a sus pasajeros en todo momento, desde que el viaje se sueña y planea, hasta su regreso a casa y el estar listos para volver a planear.
3. En lugar de enfocarnos en recortar costos, deberíamos fortalecer nuestras relaciones
La estrategia tras la crisis de la industria del turismo post-9/ 11 de las grandes empresas del sector fue el bajar costos y, por lo tanto, enfocaron sus modelos de negocio en fortalecer los canales de distribución digitales, lo cual representó un ahorro. Veinte años después, las agencias de viajes online (OTA’s) se han convertido en uno de los mayores costos para las empresas del sector.
Creo que post-COVID, las empresas del sector enfocarán sus estrategias en fortalecer sus relaciones con su principal activo: el viajero. Y, en lugar de ahorrar en los canales de distribución, las compañías se orientarán en hacer que la experiencia de sus clientes sea tal que se sientan tan seguros como si estuvieran en su propia casa.
4. Viajes nacionales vs. viajes internacionales
¿Por qué no mejor pensar en viajes regionales? Infinidad de estudios y reportes que se han publicado en las últimas semanas, hablan de que la adopción de viajes será primero hacia lo cercano a casa, quizá un viaje por carretera, después un viaje en el mismo país y, por último, un viaje internacional.
Aunque estos estudios están dejando de lado las condiciones antropológicas y humanas de un mundo global, se estima que más de 2 millones de norteamericanos viven de forma legal o tiene propiedades vacacionales en México, y que más de 10 millones de mexicanos viven de forma legal en EEUU. Además, 18.5 millones viajaron al país del norte durante 2018. La dinámica de viaje de estos viajeros va más allá de una simple escapada y está ligada tanto a una conexión de propiedad, como a una conexión emocional y, más que nada, a una conexión de familiaridad. Dudo mucho que estos viajeros modifiquen drásticamente su patrón de viajes siendo para ellos la región de Norteamérica el espacio “local” donde han desarrollado sus viajes.
Me pregunto, para un viajero de Monterrey: ¿qué es considerado un viaje local, un viaje a Cancún o un viaje a San Antonio? O para un viajero, en Miami: ¿un viaje a Cancún o a Portland, Oregón? La región de Norteamérica es la de mayor tráfico de turistas en el mundo, y aquí hay una gran oportunidad para que los tres países de la zona se enfoquen en promover el turismo interregional o “regional-local” como estrategia para reactivar el turismo post-COVID.
Nadie sabe lo que pasará, ni si esto durará más semanas o incluso meses. De lo único que podemos estar seguros es de que todo esto terminará y que, en ese momento, entre todos, tendremos que adaptarnos y construir lo que será la nueva realidad de la industria del turismo.