A 20 años del boom que significó la aparición de diversas OTAs en el mundo del turismo, los agentes de viajes se han reposicionado ¡y ahora hasta pueden ser los siguientes “rockstars”!
Desde mediados del siglo XX, las agencias de viajes han servido tanto de asesores, como de intermediarios en cuanto a la experiencia de reservar un viaje. Han hecho de todo, ayudar a los clientes a planificar itinerarios, reservar alojamientos, vuelos y transportes terrestres. Pero de repente, el auge de estas en Internet (OTAs) y la moda del “hágalo usted mismo”, nos dejó a muchos preguntándonos si las agencias de viajes tradicionales eran una especie en extinción.
De hecho ahora el panorama es muy diferente, veinte años después de que Travelocity dejara “fuera de la escena” a los intermediarios y comenzara a conectar directamente al viajero con las aerolíneas, las reservas móviles y las búsquedas han empoderado a los consumidores más allá de lo que nos pudimos alguna vez imaginar.
Después de una reducción inicial y dramática de la fuerza de trabajo de los empleados en la industria de los agentes de viajes, parece que la disminución en el número de agencias en el mundo empezó a tomar una tendencia que nadie esperaba hace varios años.
Poco a poco, los agentes de viajes en el siglo XXI se han ido convirtiendo en asesores y confidentes, utilizando una variedad de herramientas, desde las redes sociales hasta los servicios de mensajería en línea para comunicarse con sus clientes.
El futuro entonces es brillante. La tecnología ha sido el mayor potenciador de los viajes individuales. Los viajeros se sienten más informados y con ganas de salirse de los patrones tradicionales. Y como resultado, esto ha creado un cambio paulatino en el ecosistema, dando oportunidad a que los agentes asesores de viajes regresen con más fuerza que nunca.
El impulso de usar un agente de viajes es particularmente fuerte entre los millennials. Esta generación de viajeros están viendo al agente como un consultor que le puede generar ahorro de tiempo y dinero y lo que es más importante, un defensor del viajero “si algo saliera mal”. Es decir, tienen con quien hablar en lugar de simplemente perderse en el ciberespacio, y ese elemento de ahorro de tiempo es un atractivo clave.
Los millennials poseen un nivel económico alto pero no tienen tiempo. Buscan cada vez más experiencias únicas y personalizadas a sus gustos. Esa es la gran oportunidad que tienen los asesores de viajes para convertirse en los rockstars del proceso de planeación de esas vacaciones.
No olvidemos que cuando se trata de vacacionar, no importa la generación a la que se pertenezcamos, no queremos pasarla bien dentro del avión o quedarnos todo el tiempo en un hotel, al contrario, lo que buscamos cuando viajamos es salir y tener experiencias únicas.