La pandemia ha golpeado fuertemente al turismo. Hoy es posible -y un acto de responsabilidad- pensar en planes de viaje que ayuden a su pronta recuperación y conservación.
El sol de la postpandemia pareciera estar empezando a salir en 2022, trayendo cambios y nuevas miradas a nuestra vida, de la cual viajar es una parte importante para muchas personas, y en especial, para quienes desempeñan roles en la industria turística.
Si algo hemos aprendido de lo que hemos atravesado y atravesamos aún como personas, es que deberíamos ejercitar hoy más que nunca antes, una conciencia en el cuidado del otro, de las culturas y los entornos. Ser más amables, conscientes y responsables es indispensable para salir mejores librados de todo esto. Quizás de eso se trate el “renacer». La activa voluntad de “hacer menos daño”, esencial para los conceptos de “ecoturismo” y “turismo sustentable” -que ya hace varios años han echado raíces y dado frutos en la industria turística- hoy evoluciona un paso más allá hacia el llamado: “turismo regenerativo”. Este se trata de experiencias, en muchos casos inmersivas, que crean un impacto positivo en las comunidades y ecosistemas. Se vincula, por supuesto, con el turismo cultural y responsable, que procura evitar pasar como mero espectador sin importar el día durante ni el día después, o todo aquello que llevamos y dejamos (no refiriéndonos solo a lo material).
Esto significa no solo un compromiso con evitar dejar una huella de carbono, sino -más aún- con devolver algo, apoyar comunidades, acompañar el desarrollo o la recuperación de productores y emprendedores locales, y propiciar la salud y protección del ecosistema visitado, su fauna y su flora, entre otras acciones. Los años de pandemia han golpeado fuertemente a los sectores vinculados con el turismo, hotelería y servicios, en especial a los pequeños proveedores y hoy es posible -y un acto de responsabilidad- pensar en planes de viaje que incluyan no solo iniciativas que ayuden a su recuperación, sino a la vez a no descuidar el espacio y la cultura en el que tales se encuentran.
Quizás sea tiempo, como profesionales del sector, de tomar esta premisa y orientar, acompañar y guiar a los viajeros en descubrir las ventajas -para todos- del turismo regenerativo. ¿El objetivo? Proteger economías, ecosistemas y culturas por muchos años y generaciones.