En el mundo existen muchos escenarios que ofrecen importantes atractivos culturales o naturales, pero ¿qué pasa cuando un lugar no cuenta con ese patrimonio capaz de atraer viajeros?
Alrededor del mundo existen muchos destinos que poseen lugares o atracciones con un importante legado cultural, estético, histórico o natural que atrae fuertemente a los viajeros, al punto que estos están dispuestos a modificar sus planes de viaje con tal de visitarlos especialmente.
Pero no todos los destinos cuentan con un patrimonio capaz de ejercer esa atracción y provocar no solo el desplazamiento de los trotamundos, sino también que permanezcan en él o en alguno de sus puntos cercanos por varios días. Estos lugares deben crear un producto con ese poder de atracción, y este producto también debe poseer un atributo esencial -y común- en todos los destinos de éxito: debe ser original. Esto es, el viajero que llega debe experimentar la sensación de estar disfrutando de algo único, y que muy difícilmente puede hallar en otro escenario.
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Crear un producto original o con “encanto” requiere de un conocimiento minucioso no solo del producto en sí, sino de las necesidades del público objetivo. Esta es una meta difícil pero no imposible. Gracias a las nuevas tecnologías y a agencias especializadas (como es el caso de Brands Travel, donde nos especializamos en la industria del turismo y sus relacionados), es posible crear o adecuar un producto o atracción, volviéndolo un destino verdaderamente fantástico y ganador en sí mismo.
Innovación, planificación y gestión como claves de éxito en destinos turísticos
Lamentablemente, no basta con tener un producto innovador para atraer a los visitantes. Además, hay que dotar al producto de valor añadido. Esto es, de un conjunto de atributos de los que no dispone por sí mismo, pero que, al añadirlos de forma externa, lo harán más atractivo.
Para esto, es fundamental -nuevamente- conocer profundamente el público objetivo, pero también a qué tipo de consumidores o mercados queremos llegar o a ampliarnos. Puede ser un escenario cultural, un centro de convenciones o eventos, un museo relacionado con la historia del lugar, un espacio gastronómico con vistas inigualables o un parque temático… ¡las opciones son muchísimas! De esta manera, se puede apelar a que el visitante (y su grupo acompañante) pase más tiempo y amplíe su consumo en la atracción, convirtiéndola así en un destino más que un solo hito de paso. Es importante en este punto, que el producto sea sustentable en sí mismo (para poder permanecer en actividad ininterrumpida) y para con el medio ambiente, procurando así el bienestar de los turistas a la vez que el incremento en la calidad de vida de los residentes locales.
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Por su parte, la comunicación del destino debe tomar en cuenta todo esto, pero ser fiel a las expectativas de lo que el viajero encontrará al visitarlo. Los espacios, una vez que el visitante llegue, deben estar bien señalizados, cuidados, limpios, y ser fotogénicos e “instagrameables”. Además, la transmisión de la información previa al viaje debe ser clara y precisa sobre cómo llegar, sus horarios, sus comodidades generales o especiales, entre otros. El personal en el lugar también debe estar capacitado sobre lo que se comunica en redes o en otros medios, a fin de homologar la experiencia, sobre todo cuando se trate de lanzamientos, nuevas actividades, concursos especiales, etc.
Hoy, todo se trata de compartir vivencias y de convertir a los usuarios en nuestros mejores y más orgánicos embajadores. Por ello, luego de la visita, será importante hacer que los viajeros sientan que “los echamos de menos” y que los invitamos a regresar muy pronto, mientras también, les pedimos que nos recomienden con sus allegados o que dejen una reseña en algún espacio online como TripAdvisor , y que comparta ahí su experiencia positiva. ¡Y no dejar de responder a las calificaciones!